Imagino que alguna vez le escuchaste a alguien decir “todo va a estar bien”. Puede que te lo hayan dicho a ti cuando intentaban animarte en momentos de dificultad o cuando te sentías triste.
En mi caso, cuando me lo decían, me molestaba y pensaba “¿cómo lo sabe? puede que nada mejore, sino que empeore”.
Mucho tiempo después entendí el fondo de esa expresión (más adelante te lo explico), pero cuando lo hice, también me di cuenta de que se volvió una frase de cajón o comodín que usamos cuando no sabemos qué otra cosa decir al otro.
Decir por decir la frase, sin ningún otro tipo de argumento más allá de que “las cosas pueden mejorar”, se queda en una mirada muy reduccionista que seguro no hará sentir mejor a la persona.
Porque sí, aunque es verdad que su situación no se quedará estática (toooodo cambia) y es posible que mejore, también es posible que empeore. Lo que puede además empeorar su estado emocional
Y, por otra parte, al decirla de forma suelta o aislada, podemos llegar a invalidar las emociones de la persona y que se sienta presionada a cambiar su estado emocional cuando, tal vez, lo que más necesita en ese momento es liberar su tristeza, frustración, enojo, ansiedad, estrés (insertemos aquí cualquier emoción incómoda).
En muchas ocasiones (diría yo que en la mayoría), ayudamos más a la persona escuchándola y estando allí para ella, que diciendo algo para animarla. A veces, la mejor ayuda carece de palabras.
Ahora sí, dicho lo anterior, paso al fondo de la frase.
Cuando decimos que “todo va a estar bien”, no significa necesariamente que todas las situaciones se resolverán de la manera en que esperamos o que no habrá desafíos en nuestro camino.
Es esencial reconocer que la vida está llena de altibajos, cambios y situaciones impredecibles, por lo que, por tramos, las cosas pueden parecer desalentadoras y fuera de nuestro control.
Sin embargo, “todo va a estar bien” más bien hace referencia a la confianza que podemos desarrollar en la impermanencia de la existencia y en nuestro propio ser interior para abrirnos a las distintas posibilidades.
Esto implica confiar en el proceso de la vida, cómo esta se va desenvolviendo (ten en cuenta que confiar no implica que te agrade, solo que vas aceptando lo que ES).
A lo largo de la historia, la humanidad ha enfrentado innumerables desafíos y ha experimentado tanto momentos de felicidad como de dolor. A pesar de ello, la vida sigue adelante. Cada desafío es una oportunidad para aprender, crecer y evolucionar espiritualmente por más desagradable o doloroso que este nos parezca.
En última instancia, el flujo de la vida continúa y podemos confiar en que, incluso, en medio de la adversidad, tenemos el poder interior de encontrar fuerza y recursos para superarla.
Además, "todo estará bien" también se basa en una visión más amplia de la existencia. Hay una dimensión más allá de lo material, que es nuestra verdadera naturaleza, aquello que trasciende la existencia terrenal.
Esta visión más amplia nos ayuda a comprender que, independientemente de lo que enfrentemos en nuestra experiencia vital, somos seres espirituales conectados a una fuerza más grande que nosotros mismo/as.
Por lo tanto, la frase también habla de la confianza en el orden universal, aunque este esté más allá de nuestro entendimiento.
En últimas, es un recordatorio de que, a pesar de las incertidumbres y las dificultades, tenemos la capacidad de cultivar la confianza, la fortaleza y la resiliencia necesarias para enfrentar las circunstancias que se nos vayan presentando.
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