La libertad llega cuando elegimos dejar de culpar a otros o a las circunstancias de lo que nos pasa, aceptamos y decidimos hacernos cargo de los resultados que estamos obteniendo en nuestra vida.
Te haces libre al tomar control de tus decisiones, tus actos y te haces responsable de ellos.
Cuando culpas a las circunstancias y a otros seres de los resultados en tu vida, te restas poder personal, te pones en un lugar de víctima y te condenas a que sean las circunstancias externas las que definan tu vida.
Y esto no es sobre justificar o redimir a otros por el impacto que generan sus acciones en tu vida. Puedes sentir que el otro te ha hecho daño, pero lo cierto es que tú no controlas qué sucede con ese otro, eso le corresponde a esa persona.
Tú solo tienes control sobre ti, así que tu libertad consiste en elegir qué hacer en medio o después de esa situación o cómo resignificarla para hallar calma en tu interior.
Se trata de retomar tu poder y las riendas de tu vida para elegir un camino distinto o no permanecer en el sufrimiento si te has sentido herido con las acciones de otra persona o no te gustan los resultados que has obtenido.
Se trata de identificar qué puedes hacer en medio de tus condiciones actuales contando con aquello que sí está en tus manos. Porque en ti yace toda la capacidad para salir de cualquier situación, sin embargo, solo puedes lograrlo cuando te paras desde un lugar de responsabilidad contigo y con tu vida.
Te dejo esta frase de Víctor Frankl: "A los seres humanos nos pueden quitar todo, menos nuestra capacidad para responder a todo lo que nos sucede".
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