Desde hace un par de años vengo sintiendo, cada vez con más fuerza, que la creencia de que debemos sanar eternamente causa muchísimo daño e impulsa a las personas a saltar con tanta urgencia y afán de una disciplina espiritual/del desarrollo personal a otra sin llegar a sentirse satisfechas consigo mismas y alargando el camino de la autoaceptación.
Esto se convierte, precisamente, en más de lo mismo: la búsqueda de la felicidad, la sanación, la paz, la serenidad (inserta aquí cualquiera atributo que quieras lograr en tu vida) fuera de nosotrxs mismxs.
Es maravilloso querer crecer interiormente y transformar nuestra mirada, nuestras acciones y hacernos cargo de nuestras emociones. Así como está bien que para ello, en ciertos momentos, busquemos recursos, información, ayudas externas o guía de personas que tienen una mirada distinta, ciertos conocimientos, o han adquirido sabiduría a partir de sus experiencias.
Sin embargo, empeñarse en resolver nuestro "vacío interior o existencial" buscando siempre externamente es similar a empecinarnos en arreglar el cuello de nuestra camisa en el reflejo del espejo.
Es la razón por la que muchas personas terminan frustrándose porque, al final, el camino de nadie puede reemplazar el que cada uno debe recorrer por sí mismx.
Si en algún momento tropiezas, tal vez sea necesario para aprender a levantarte. Querer encontrar el antídoto para evitar la caída a toda costa o creer que eres un ser incompleto, inadecuado o insuficiente por caerte es, en realidad, donde está la distorsión o el "error".
Y parte de ese "error" es pensar que eres un objeto de sanación constante o que requieres ser reparadx para ser valisx. Cuando lo que realmente requieres es liberarte de todas esas creencias que opacan la esencia que ya ERES. No necesitas nada, no te falta nada, antes te sobra.
¿Qué opinas tú?
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